El oso pardo en Asturias

Con la llegada de la primavera a tierras asturianas parece que toda la naturaleza despierta. 

En los bosques, donde los arboles pasaron el invierno desnudos y grises, las nuevas hojas comienzan a brotar en las ramas devolviendo el verde a sus copas. Los cantos de las aves que buscan pareja y construyen nuevos nidos resuenan allá donde vayamos. Las praderas, los setos, los huertos, los jardines, y casi cada rincón del paisaje, se llenan de flores. Y las mariposas, las abejas, los abejorros y muchos más insectos vuelven a zumbar de aquí para allá entre estas flores. 

A lo largo y ancho de Principado parece que la vida despierta tras el invierno, y no hay mejor ejemplo de ello que el despertar de los osos pardos en las montañas cantábricas tras su hibernación.

El oso pardo es el mayor animal terrestre de nuestro país y de él solo persisten, a día de hoy, dos poblaciones en la península. 

La cantábrica es la mayor de estas poblaciones con más de 300 ejemplares, de los cuales la mayor parte campan por tierras asturianas. 

Junto con el urogallo, el oso es una de las dos únicas especies animales catalogadas en el Principado de Asturias como especie en peligro de extinción. Los grandes esfuerzos de conservación realizados con esta especie arrojan cada año esperanzadoras evidencias de la recuperación de la población. 

Ahora, en primavera, los osos despiertan tras un largo período de hasta más de 4 meses de hibernación, en los que han permanecido ocultos en sus oseras viviendo únicamente de sus reservas. Hambrientos, salen a los montes buscar comida, incluidas las hembras que dieron a luz a los esbardos (los oseznos) entorno al mes de enero, en plena hibernación. Por ello, durante los meses de abril y mayo los osos se dejan ver más fácilmente. 

Dos espacios de la Red Natural de Asturias, los Parques Naturales de Somiedo y de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, albergan la mayor cantidad de estos plantígrados de la península Ibérica.

 El avistamiento de osos es una actividad de naturaleza que atrae gran cantidad de turistas a nuestros espacios, pero debe de hacerse de una forma ordenada y respetuosa. 

Debemos de realizarlo manteniendo siempre las distancias, desde miradores u otras localizaciones de acceso permitido, y procurando que nuestra presencia no altere, en ningún caso, a la fauna.


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