Territorio
Esta Reserva de la Biosfera es una tierra de pequeñas aldeas, con casas de piedra y tejados de pizarra, y de villas señoriales, bulliciosas, turísticas y comerciales. Donde las playas más emblemáticas y misteriosas conviven con robledales, castañares y hayedos recorridos por los arroyos de las aguas más limpias que se puedan imaginar.
La Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Terras de Burón comprende 14 municipios del noroeste de Asturias y noreste de Lugo (Galicia), ocupando una superficie más de 159.000 hectáreas.
El área incluida dentro de la Reserva se vertebra a través de la cuenca fluvial del río Eo, abarcando desde su nacimiento en Fonteo (municipio de Baleira, Lugo), hasta su desembocadura en el Mar Cantábrico. Junto a esta área se incluyen en la Reserva de Biosfera territorios que, aunque pertenecientes a las cuencas del Navia, Miño y Porcía, poseen una gran uniformidad en relación a los componentes de la biodiversidad y con los componentes de carácter cultural y patrimonial de la cuenca del río Eo.
Dentro del territorio incluido en la Reserva se pueden reconocer al menos cuatro grandes unidades paisajísticas: el litoral Cantábrico Occidental, los cauces fluviales, el estuario y la desembocadura del río Eo, y las sierras y montañas.
El Litoral Cantábrico Occidental es un territorio dominado por ecosistemas marinos y costeros que incluye la potente llanura de la rasa costera.
Tierra adentro aparecen los cauces fluviales, donde el Río Eo constituye el principal sistema fluvial de la Reserva de la Biosfera. Son valles con tierras fértiles utilizadas desde la antigüedad para el aprovechamiento agrícola, ganadero y forestal, así como para el asentamiento de pueblos y aldeas.
El río Eo forma en su desembocadura un estuario de gran valor natural, donde destacan por su relevancia los sistemas de marismas y las llanuras arenosas cubiertas temporalmente por la acción de las mareas.
Las sierras y montañas, que adquieren progresivamente una mayor altitud a medida que se alejan de la costa y se aproximan a la Cordillera Cantábrica, aparecen cubiertas por bosques, brezales y cultivos forestales, además de numerosas turberas diseminadas por este territorio.
La importante variabilidad en la tipología de medios provoca que en la Reserva se encuentre una amplia variedad de ecosistemas naturales cuya singularidad radica en constituir unidades ambientales que albergan hábitats naturales y especies de interés para la conservación, hecho reflejado en las diferentes figuras de protección que alberga este espacio.
Asimismo, en los territorios de la Reserva es posible identificar un total de 41 tipos de hábitats protegidos a nivel europeo, centrados fundamentalmente en los ecosistemas dunares, los matorrales costeros, humedales continentales y bosques ligados a medios húmedos. Además también están presentes un importante número de especies de interés para la conservación.
Origen
Durante la Orogenia Alpina, los bloques de distintos materiales se levantaron y los ríos se encajaron, originándose grandes desniveles entre las cumbres de las sierras y los profundos valles.
Desde el punto de vista geológico, la Reserva está constituida esencialmente por rocas paleozoicas formadas hace millones de años, a excepción de los depósitos cuaternarios. Estos sedimentos del Paleozoico fueron afectados por dos etapas importantes de deformación, las Orogenias Varisca y Alpina, que originaron el relieve actual que podemos observar.
En el área de la Reserva se pueden distinguir cuatro unidades morfológicas bien definidas: la rasa costera, las sierras litorales, las sierras orientales y la altiplanicie.
La rasa costera es una superficie plana, correspondiente a una superficie sumergida bajo el mar y posteriormente emergida por los movimientos tectónicos. En su contacto con el mar predominan los acantilados de diversas alturas.
Las sierras litorales son zonas elevadas y con laderas pendientes. Esta unidad domina en la penillanura de Los Oscos y en la meseta lucense.
Las sierras orientales por su lado son cordales de orientación norte-sur, con topografía accidentada y cumbres que llegan a alcanzar los 1.000 metros de altitud.
Por último , la altiplanicie está formada por un terreno plano situado por encima de los 600 metros de altitud. Estos terrenos dominan en gran parte de Los Oscos.
Un elemento que merece una mención especial dentro de la Reserva de la Biosfera es la Ría del Eo, un estuario formado en su desembocadura por el río Eo.
La vida vegetal
La cobertura del suelo en la Reserva está marcada por la dominancia de los terrenos forestales y por la existencia de la Ría del Eo, un estuario de gran interés natural.
Las limitaciones en las comunicaciones que tuvo este territorio propiciaron la conservación de extensas formaciones forestales, que ocupan más del 40% de la superficie de la Reserva. Entre ellos se pueden encontrar principalmente bosques de robles, castaños, abedules o plantaciones de pinos, aunque también aparecen otros bosques como hayedos, lauredales y bosques de ribera formados por alisos, sauces y fresno.
Las zonas de matorral con escobas y brezos son también abundantes, fundamentalmente en las montañas interiores. Es importante su conservación debido a la gran diversidad que sustentan, ya que albergan un gran número de especies de flora, muchas consideradas endémicas, raras, relictas o en peligro.
Los terrenos pertenecientes a la rasa costera, por su lado, están dedicados fundamentalmente al aprovechamiento agrícola. En ella abundan las grandes superficies dedicadas a los pastos.
En la Reserva de la Biosfera se encuentra uno de los estuarios mejor conservados de Asturias, la Ría del Eo. Su principal interés, además de su avifauna, reside en su vegetación de marisma, adaptada a la vida en las duras condiciones del estuario, con inundaciones periódicas y un ambiente con alto contenido en sal.
La vida animal
Entre las especies más destacables están las que habitan en los corredores fluviales como el salmón atlántico, la lamprea, la salamandra rabilarga, la madreperla de río, la nutria o el desmán ibérico.
Los diferentes ambientes que nos podemos encontrar en la Reserva de la Biosfera hacen que este espacio tenga una rica y variada fauna.
La zona más próxima a la costa acoge una amplia diversidad de especies, muchas de ellas con un especial interés de cara a su conservación. Entre las numerosas aves marinas presentes destacan el ostrero euroasiático y el cormorán moñudo, ya que ambas especies están protegidas a nivel autonómico. También se pueden observar un elevado número de especies de reptiles y de anfibios, con dos especies con protección legal también a nivel autonómico como son la rana de San Antón y la rana común.
Cabe destacar la importancia del estuario de la ría del Eo para las aves acuáticas durante las migraciones y para su invernada, que han llevado a que este espacio cuente con diversas figuras de protección a nivel europeo como Zona de Especial Protección para las Aves y Humedal de Importancia Internacional Ramsar. Entre estas aves acuáticas predominan las gaviotas, las anátidas y los limícolas.
El Eo es además un importante río salmonero con presencia de otras especies de distribución restringida como la lamprea, la madreperla de río, la nutria o el desmán ibérico.
La amplia superficie boscosa existente en la zona montañosa de la Reserva alberga también un gran elenco de especies. Entre los mamíferos destaca el lobo o la presencia esporádica del oso pardo. Acoge además una importante variedad de avifauna forestal, con especies como el pito negro.
Cabe destacar de igual modo la presencia en la reserva de dos invertebrados de gran interés como la babosa Geomalacus maculosus y el caracol de Quimper, que buscan refugio en zonas boscosas o con cierta humedad.
Patrimonio cultural
La Reserva de la Biosfera Río Eo, Oscos y Terras de Burón es un espacio natural poblado de historia y tradición. De casonas y monasterios, de viejos oficios del hierro y de la mar, de museos que te muestran los vestigios de otros modos de vida, del recuerdo de los indianos de ida y vuelta, de paz y de vida natural.
Los bienes patrimoniales que se encuentran en el ámbito de la Reserva son de tipo cultural en un sentido amplio. No sólo se dispone de construcciones y restos de distintas épocas, sino también de la cultura que ha sustentado la sociedad local y que ha pasado de una generación a otra, permitiendo que hoy en día se mantengan diversas actividades artesanales.
Los restos tumulares y dólmenes son muy abundantes y aparecen repartidos por todo el territorio de la Reserva, así como la multitud de conjuntos de la cultura castreña.
Además de estos restos, es abundante el patrimonio arquitectónico, correspondiente tanto a la arquitectura religiosa como civil. La primera tiene una gran tradición, puesto que hubo en estas tierras varias fundaciones monásticas, además de un importante conjunto de capillas, iglesias y ermitas, sobre todo de los siglos XIV y XIX, diseminadas por todo el territorio, y en las que se recogen abundantes y variadas tallas, esculturas y retablos. Por otra parte, la arquitectura civil incluye numerosas casas solariegas y pazos.
También destaca el patrimonio de tipo etnográfico, representado por pallozas, hórreos, cabazos, palomares, trobos, cortizos, cortines, corrípias o ouriceiras, dispersos en todos los pueblos de la reserva.
Como elemento de interés en el estuario del río Eo destacan los restos de un galeón del siglo XVI, considerado uno de los galeones mejor conservados en aguas territoriales españolas.
Existen dos rutas del Camino de Santiago que sirven de peregrinación hacia la capital de Galicia: la Ruta de la costa y el Camino Primitivo.
A todo ello hay que añadir el patrimonio cultural oral, el folklore o las actividades tradicionales.